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La Encordada

Sismos

Sismos que entran en mi habitación y me desvelan,
luces que marcan a mi andar tan sucio por las calles,
faros que alumbran a los barcos que naufragan en estos mares,
nubes que aislan las tormentas que fundieron nuestras miradas perdidas.

¿Cuantos soles, cuántas lunas vienen y van?
¡Y nosotros enfermándonos en esta puta ciudad!.
¿Cuantas marcas, cuánto más nos van a escrachar?,
por pintar en las paredes de pasillos sin final.